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Dime los premios que tienes y te diré quién eres, ¿era así el refrán? Sancho me daría la razón con otro dicho que intentara calmar mi desconcierto. Hace casi un año, Madre el cortometraje de Rodrigo Sorogoyen estaba nominado a un Óscar, éxito absoluto que hizo sin quererlo del peor escudero deseado para su largometraje homónimo. Tras el salto te explico lo que supone este curioso caso de éxito.

Los premios te posicionan y te dan visibilidad, es decirle al mundo “¡eh, que estoy aquí, mira lo que he conseguido!” Son fundamentales para crearte una aureola de éxito que te impulse y dé prestigio para continuar. Los primeros meses de cada año (enero y febrero) son meses de cosecha y ya en España hemos hecho la recolecta con un claro vencedor: Pedro Almodóvar y su Dolor y Gloria. No sé si este éxito viene porque somos mucho de hacer lo que dicen los que de verdad entienden de esta industria, es decir los norteamericanos, o porque de verdad sea merecido. Ser nominado al Óscar como mejor película de habla no inglesa otra vez y gracias a Pedro, ”¡Pedroooo!” Como para dejar sin Goya al manchego después de quitarnos la sequía de 16 años sin estar nominados al galardón por antonomasia. Pero, ¿los resultados habrían sido los mismos si estuviéramos aislados de estas influencias?

Penélope y Antonio en el Óscar histórico a Pedro Almodóvar

Es lógico que ganen los de siempre, porque los de siempre cada vez tendrán más medios y facilidades para poder llevar a cabo sus proyectos y una vez dentro de esta rueda, difícilmente puedas cambiar la tendencia. El mundo de los cortometrajes, esa cantera de cineastas que esperamos la llamada del míster para saltar al campo y dar lo máximo de nosotros cada minuto, aunque solo sean los de la basura, son experiencia para poder seguir sumando y adquiriendo pequeños triunfos, que en suma te hagan tener uno completo. Me niego a pensar que el cortometraje es terreno de novatos en propiedad, de aquellos que para empezar tenemos que primero demostrar nuestra valía, una y otra vez. Y soñando pero en nuestra justa medida, porque ¿quiénes somos nosotros para soñar por encima de nuestro currículum?

Hace un año Rodrigo Sorogoyen recogía el Goya al mejor cortometraje por Madre y cuando lo hacía ya tenía el billete preparado para Los Ángeles para empezar la campaña de promoción de su nominación al Óscar por el mejor cortometraje de Ficción. Me gustaría preguntarle a Sorogoyen si este éxito ha sido tan grande que lo que pretendía con él no solo lo ha cumplido si no que ha acabado matando a su hermana mayor, al largometraje con el mismo nombre. Y aquí planteo una reflexión un cortometraje no es un teaser de una película es una historia corta que tiene los minutos que tiene no porque no tenga más presupuesto, si no porque esa es su duración.

Sorogoyen recoge el Goya al mejor cortometraje por Madre.

Madre (la película larga) consigue gracias a Madre (la película corta) llegar con una gran expectación por su predecesora, pero algo falla contra todo pronóstico y las cosas no van como se esperaba. No entro a valorar la película que puede gustarte más o menos, quiero reflexionar sobre el nacimiento de una película que tiene en su cortometraje homónimo el mayor escollo para hacerla triunfar, porque ya lo ha ganado todo, (estar en los Óscar es ganarlo aunque te vayas de vacío). Si tuviera delante de mi a Rodrigo Sorogoyen en una escena en la que me imagino como el final de El reino, le preguntaría si de verdad estoy en lo cierto y si cree que jugar en una categoría tan poblada de novatos, siendo él todo un referente, para conseguir llamar la atención de productores y levantar realmente la película, no era jugar como un alumno aventajado en los certámenes y festivales al contar con el reconocimiento de todos, crítica público e instituciones.

Una historia sin juzgar su duración ni soporte dura lo que tiene que durar. Madre como cortometraje viene a enseñarme que hay que dejar reposar aquello que ha reportado tantas satisfacciones. Si ni siquiera un año después lanzas el largometraje además con el mismo nombre, estás desprestigiando al pequeño y haciendo al espectador y a los académicos creer que encarnan a Bill Murray y no hay nada más desalentador que pensar que todos los días son lo mismo incluso en las horas de ocio que nos deja el ajetreo. No sé que hubiera pasado si Madre como largometraje se hubiera estrenado sin el cortometraje previo o si se hubiera mantenido en la nevera hasta pasar la oleada del tsunami de su pequeño pero gigante predecesor.

Sergio Pablos junto a su creación.

A unos días de conocer el resultado de los Óscar, todo apunta a que nos iremos de vacío, con Dolor y Gloria por culpa de un “parásito” surcoreano y un Joker descomunal. No quiero pensar que el triunfo en los Goya fuesen el bálsamo al atisbar el resultado al otro lado del charco. Curiosamente, la que no ha sido reconocida con el Goya a mejor película de animación, Klaus, pero sí multipremiada por todos fuera de nuestras fronteras, puede hacer historia siendo la primera película española en tener un Óscar en tan preciada categoría. Si esto sucede después nos daremos golpes en el pecho y nos pelearemos por ser los seguidores más acérrimos de Sergio Pablos. Y es que es tan curioso lo guapo y atractivo que te vuelve un premio…

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